Tema de debate interno entre redactores de FNB desde sus inicios allá en 2006: ¿eran mejores los noventa o los ochenta? Esta es la grieta que nos divide desde que nacimos.
La alfombra roja de los Globos de Oro de 1998
Sea como fuere, el mundo de felicidad, color y libertad que representaba el siglo XX terminó en enero de 1998 con la entrega de los Globos de Oro, ceremonia en la que los agentes y representantes tuvieron más trabajo porque estuvo absolutamente todo el puto mundo.
De hecho, me imagino al manager de alguna estrella ya a la baja como Demi Moore descolgando el teléfono con cable rizado posando sus piernas sobre el escritorio y mirando a través de la cristalera de su mansión en Malibu para comunicarse con su representada, y soltando, al final de la llamada, la frase:
“Tienes que ir a esa ceremonia porque va a ir todo el puto mundo, ¡si hasta Jack Nicholson va a dar una fiesta después*!”
Agente hablando con su estrella fracasada por teléfono en 1998. *La fiesta posterior organizada por Jack Nicholson fue REAL.
También se dejaron ver otras estrellas de los noventa (indudablemente de los noventa) como Madonna, Sigourney Weaver, Helena Bonham-Carter, Laura San Giacomo (la “otra puta” de ‘Pretty woman’) o ¡Lara Flynn Boyle! Que esta última, de paso, fue una de las opciones para interpretar a Ally McBeal antes de que recayese en Calista, ganadora de aquella noche.
Incluso, la versión británica de Grazia concuerda con nosotros: 1998 Officially Had The Best Golden Globes Red Carpet.
Una alfombra roja sin cuotas, sin noalaguerras, sin mierdas racistas tipo BLM, sin cáterin vegano, donde todos comían hamburguesas de ternera en McDonald’s aunque tuviesen que escupirlas después para entrar en el traje.
Era la última gran alfombra roja. Y quizá la única de la historia donde no estaba la pesada de Meryl Streep.
La nominación de mejor actriz de comedia concentró a toda la constelación de los 90
El momento más estelar fue la nominación a la mejor actriz en una comedia o musical de televisión que recayó en Calista Flockhart, la estrella del año por ‘Ally McBeal’ que pasó todo 1998 sacudiendo los cimientos de lo que, hasta entonces, se consideraba feminismo:

Esa nominación… ¡Esa nominación! Por favor: ¡si estaban todas! ¡Todas nuestras estrellas de los noventa concentradas en una sola nominación!
Los protagonistas de los 90 (David Duchovny y Gillian Anderson, génesis de nuestro interés por lo paranormal) leyendo la siguiente lista de nominaciones: Kirstie Alley, Helen Hunt, Ellen DeGeneres, Jenna Elfman y Calista Flockhart.
Nunca una nominación me representó tanto como esta.
La cara de asco de Kirstie Alley en la nominación
Pero es que no quiero perderme la cara de Kirstie. Kirstie ya sabía que iba a perder. Ese año estaba en plena cúspide de ‘El secreto de Verónica‘, pero nuestra militante pro Trump acudió como arrastrada, ¿no?
Pero es que no os perdáis la expresión de desgana, de Karmele Marchante, de haber salido de casa pa’ ná, justo cuando le hacen el tiro de cámara cuando Mulder y Scully dicen su nombre:
La ceremonia de las ex parejas
Pero esa gala encierra aún más cosas. ¡Todavía más!
Esa alfombra roja de enero de 1998 fue testigo, no sólo de las estrellas más emblemáticas, sino de las parejas más emblemáticas de los noventa.
Curiosamente, no queda prácticamente ninguna de las parejas de aquella noche:



1998 da el relevo a 1999: mueren los 90 y nace la era de Internet y J Lo
Justamente en esta ceremonia estaban ya figuras que no pertenecían a los 90, sino a la década de los 2000 que empezaba ya ese año. Es como si una generación diese testigo a otra:


La vida sentimental de Brad Pitt desfiló aquella noche
Brad Pitt no estuvo presente esa noche, pero sí toda su vida sentimental pasada, presente y futura.
Resulta que Gwyneth Paltrow se encontraba ahí presente (agarrada de la mano por una cleptómana, como habéis visto más arriba), y unos meses atrás había terminado con Brad.
A sólo unos metros, Jennifer Aniston, que quizá ya estaría viéndose con Brad y ese año iniciarían su relación.
Y, para rematar la jugada, el destino colocó ahí a la semilla del mal:

Quién le iba a decir a Jen que estaba compartiendo alfombra con la víbora le arruinaría el matrimonio.
Angelina Jolie arruinó la pareja de moda de Hollywood en aquel entonces y fue a los Golden Globes a recordarnos que empezaba una era de mierda donde ya nada iba a ser igual. Qué sutil fue Disney al darle el papel de MALÉFICA.
Por algo la odiamos con fuerza.