Melania. No vamos a dar rodeos. En esta web somos pro Melania. Somos pro First Lady republicana.
En tiempos del feminismo contra el heteropatriarcado, corrección política y referentes morales, Melania Trump me resulta de lo más refrescante.
Yo, socialista y demócrata, siempre preferí a la Primera Dama republicana frente a la demócrata. Aquí el por qué:
Salta a la vista. El equipo republicano (Nancy Reagan, Barbara y Laura Bush) gana por goleada al demócrata (Jackie Kennedy, Rosalynn Carter y Hillary Clinton).
Las republicanas, de rojo ganador. Las demócratas, por contra, de azules fríos y políticos. Sólo las republicanas saben interpretar lo que se espera realmente de ellas: ser como estatuas de mármol y sólo descender al pueblo cuando la ocasión lo amerita.
El papel de una Primera Dama es, únicamente, el de mujer florero. Ser sólo un objeto que cuelga del presidente. Y las republicanas siempre cumplieron el papel sin pretender otra cosa.
En especial las dos últimas demócratas, Hillary Clinton y Michelle Obama, han sido ejemplos de primera dama demócrata que se mete en política. Que desean romper el papel de mujeres objetos y demostrar al mundo que ellas también pueden manejar un país. Pero los norteamericanos no quieren ni esperan eso de una Primera Dama.
En las últimas elecciones yo iba a ser el ganador, fuese cual fuese el resultado: si ganaba Trump, tendríamos una Primera Dama eslovena y de aspecto biónico en la Casa Blanca; si ganaba Hillary, ¡sería el primer hombre florero! Las dos opciones era transgresoras.
Michelle Obama: la Primera Dama más aburrida
Siempre tan correcta. Siempre tan popular. Siempre tan a la espera de la aprobación y luchando contra lo que se espera de su cargo: la discreción.
Su paso por la Casa Blanca fue vergonzoso:
Pure gross.
¿Que estás orgullosa de ser negra? ¡Y a mí qué, tía! Qué ganas de llamar la atención porque sí. Michelle, al no tener ningún carisma, necesitó llamar la atención como fuese.
Así, se enroló en causas aburridas como la de adelgazar a todos los gordos de los Estados Unidos de América y promocionar los rábanos y la comida sana. Efectista y populista como ella sola. Predecible y vomitivamente correcta.
Pero todo cambió en 2015.
Melania Trump: el regreso de la verdadera First Lady
Justo cuando Michelle había azuzado la ola del feminismo, del empoderamiento y del mensaje mesiánico para dormir masas, aterrizó el gran enigma en Washington deslizándose hacia la puerta de la Casa Blanca como una visitante que aparece saliendo a través de un agujero negro:
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Así, con un peinado perfecto y un vestido ceñido a su interrogante silueta, incorporando sus manos al baile de su desliz como la interpretación de Lisa Marie, Melania restituyó el brillo que el brillo que el cargo de Primera Dama necesitaba.
Con ella volvió el mármol, la lámpara de araña de Nancy Reagan y el glossy en las fotos. Todo tan de peli porno de los 80. Así lo dejó bien claro en su retrato oficial.
Así fue el de Michelle:
Y así llegó Melania:
Tan biónica.
¡Una dama de serial! ¡Es una réplica de Linda Evans! Melania recuperó para el mundo los tiempos de The Charlie’s Angels y Dynasty.
¿No es tan tecnológicamente perfecta que podría ser la mucama de The Jetsons?
Melania es el florero cuyo lugar sólo es el aplauso en el State of the Union:
Sin involucrarse. Sin dar su opinión directa. Sin lanzar mensajes directos.
Pero… ¡Cuidado! Porque estos dos años, todos hemos asistido al nacimiento de una súper estrella que nos ha cegado con su inusitado carisma.
Todo empezó el primer día que se trasladaron a la Casa Blanca:
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Ya en el discurso de investidura de Donald vimos este momento de sonrisa automática. La modelo eslovena que alberga todo un mundo interior envuelto en un hermético traje azul presidencial, capa bajo capa, cubierta hasta el cuello, para que el exterior no penetre su alma.
Los días del inaugural address suelen ser grises y lluviosos. Auguran cambios y, en el caso de Donald, anuncian tormentas.
Fiel a su estilo toda esta legislatura, Donald comenzó con su primer desaire a Melania: la ignoró completamente cuando llegaron en el coche oficial a la Casa Blanca.
La cara de los Obama era un poema ante semejante idiota. Michelle reconforta a Melania en un insólito gesto donde ambas Primeras Damas se propinan afecto físico mientras sus correspondientes machos ni se tocan.
Lo más llamativo, para mí, fue que se diesen dos besos en lugar de uno. Aires europeos soplaron bajo el escrutinio de Barack y Donald.
Melania nunca olvidó aquel desplante. Y se lo hizo pagar a Trump en cada ocasión que pudo, en una serie de actos que sólo una Primera Dama republicana herida puede escenificar:
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Y se volvió a repetir con la visita a Francia:
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A partir de aquí, el mundo se volcó con ella sin que ella desease gustarle al mundo.
Al contrario que Michelle, Melania se ganó el afecto de los votantes demócratas y de las almas empáticas de todo el planeta que vieron en ella un Imperioso caballo de Troya en la Casa Blanca que necesitaba ser rescatado del malvado Jesús Gil.
Así, se sucedieron los actos en su defensa durante muchas manifestaciones contra su marido:
Como vemos, Melania ya se ha ganado el corazón de todos los detractores de su marido.
Tanto es así que, sabiendo toda la guerra que tiene armada Donald contra las fake news y los fake media, guerra que sucede día sí día también a través de Twitter, Melania llegó a “tuitear” este mensaje durante unas semanas en las que desapareció de la vida pública:
Donald, give Melanie her phone back.
— Ms B Havin ???????? #TheResistance (@MsBehavinMarin) May 30, 2018
Veo que los medios de comunicación están trabajando para especular dónde estoy y qué estoy haciendo. Estoy a salvo aquí en la Casa Blanca con mi familia pasándomelo bien ¡y trabajando duro en beneficio de los niños y los ciudadanos de América!
Respuesta de una tuitera:
Donald, devuélvele el teléfono a Melania.
Otro momento que revela la íntima relación que mantiene de forma virtual con los detractores de su marido, lo que ha dado lugar a especulaciones acerca de si es una espía rusa.
Sus vestidos: sus corazas
Melania no se viste: se protege.
Como el que firma envolviendo su nombre, Melania se envuelve a sí misma en rígidos trajes galácticos con mucho volante y diseñados para convertirse en un ser inexpugnable:
Su forma de vestir es una clara señal de que no te quiere a menos de un metro. Ni a su marido.
Sin pretenderlo, Melania es nuestra heroína inconfesable. Nuestra mujer en la luna. La otra cara del villano que ha ocupado la Casa Blanca y cuya antigua mazmorra, la torre Trump, es ahora el refugio de nuestra Primera Dama favorita.
#FreeMelania
2 respuestas
Como dijo una gran pensadora del barrio de Salamanca: “Melania más guapa, la otra más carisma”. Preferimos mil veces más a Melania en sus fotos de promoción de “Dynasty” que a Michelle Obama haciendo la panoli con James Gorden en el carpool karaoke ese mongoloide. Melania jamás caería tan bajo (y eso que está casada con Donnie).
Los homosexuales adoran a Melania, con ellos como target, puede gobernar este planeta sin problema(s) Le diremos que si, a todo!